Madres de Niña/os y Adolescentes con Disforia de Género Acelerada.
Sabemos que la ideología de género es un constructo social. No es biología, no es ciencia, no es naturaleza.
En esta entrevista se profundiza sobre los perturbadores conceptos vertidos por MANADA en la nota radial del programa Historias de hoy, noticias de ayer - Cancelados, emitido por LU20, Radio Chubut, Patagonia Argentina, el 4 de mayo de 2024. La agrupación busca visibilizar la problemática de niños con Disforia de Género de Inicio Rápido (DGIR), y alertar sobre las políticas de género y la Educación Sexual Integral (ESI).
¿Qué es Manada, cómo se fundó, quiénes la componen, qué países la integran?
Manada es una red de familias, en su mayoría madres de niñas/os y adolescentes con disforia de género de inicio rápido (DGIR); esto significa que nuestros hijos, sin previos indicios de incomodidad con su sexo natal, de repente, en un brevísimo período de tiempo, manifestaron cambios repentinos de carácter, emocionalidad y gustos estéticos. Al cuestionar estos cambios, el núcleo familiar recibió de ellos la más inesperada respuesta: “Soy trans”.
Muchas familias, en pánico ante esta “verdad absoluta” ratificada por psicólogos, psiquiatras, pediatras, profesores y maestros, caímos en la trampa y nos adentramos en las tinieblas de la transición social. Nuestra vida se convirtió en un infierno de discusiones, estados alterados, autolesiones y corridas a emergencias. Cuanto más concedíamos, peor era.
Ante el shock, y por desconocimiento del tema, las mamás comenzamos a buscar información en internet, y todo allí conduce a validar inobjetablemente el deseo del menor, argumentando que desoírlo y contemplar otro tipo de tratamiento nos haría responsables del suicidio asegurado de nuestros hijos.
DGIR es atribuir el malestar psicológico de algunos menores a una supuesta incongruencia de género, asumiendo que afirmar su autopercepción desde un proceso de transición social (llamarlo por su nombre y pronombres elegidos), y transición medica (hormonización y cirugías de reasignación de sexo), mejorará su condición. Pero tanto los tratamientos de hormonización como los bloqueadores de pubertad tienen efectos secundarios adversos; y las ablaciones son irreversibles y afectan de modo gravísimo a la función reproductiva y a la vida sexual. En ese sentido, hay estudios que dan cuenta del aumento de casos de suicidio post transición.
Pero la búsqueda de información fidedigna en internet no cesó ni de madrugada; fue entonces cuando cuatro mamás argentinas encontramos una web española que hablaba del tema con una perspectiva diferente a la oficial y comercial. Al darnos cuenta de que no éramos las únicas, cada una de nosotras escribió a AMANDA ESPAÑA, y estas hermanas españolas, no solo nos respondieron de inmediato, sino que se nos unieron.
Así, el 16 de Mayo de 2022 se abrió el grupo de Whatsapp de madres "Bienvenidos a Manada". Lo primero que nos impresionó a medida que empezamos a intercambiar información, fue enterarnos de las similitudes de comportamiento de nuestras hijas de entre 15 y 21 años. Eso ya nos alertó acerca de que el fenómeno no era solamente regional.
En aquel momento, habíamos leído una nota en el diario Infobae de la periodista Claudia Peiró sobre la postura Noruega, que comenzaba a dar marcha atrás con la hormonización en menores. Por primera vez alguien se atrevía a exponer el lado B de esta locura.
Un papá y una mamá del chat le escribieron a Claudia solicitando un encuentro, que ella generosamente concedió. Si bien estaba interiorizada en el tema, quedó impactada con el relato y los pormenores, le sorprendió saber que cada una de nuestras hijas conocía al menos cinco chicas más que también decían ser trans.
Ante la posibilidad de una nota periodística, nos dispusimos a escribir nuestro testimonio, y para proteger la identidad de nuestras hijas, modificamos nuestros datos personales. Sabíamos que cuando esa nota se hiciera pública, muchas familias se iban Identificar.
Y así fue: El 5 de agosto de 2023 Infobae publica la nota de Claudia Peiró: “Mi hija ahora dice que es varón, ¿qué hago?”: duros testimonios de madres de adolescentes con disforia de género repentina. Al pie de esa nota figuraba nuestra dirección de correo electrónico. No transcurrieron ni dos horas de que el artículo circulara para que tuviéramos la casilla de correo colapsada. Básicamente, nos escribían cientos de madres desesperadas en busca de respuestas.
A la fecha, somos miles de personas en muchos países, tales como Chile, Uruguay, Paraguay, Panamá, Perú, Brasil, Costa Rica, Colombia, México, Estados Unidos, Canadá, España, Italia, Francia, Finlandia y Rusia.
Existen ciertas reglas en el grupo: no se habla de partidismos políticos; no se habla de religión; no se juzgan las decisiones de otras familias; no se dan consejos; no se recomiendan profesionales; no se cobra ni se paga nada; nadie habla en nombre de MANADA sin consultarnos a las administradoras, y nadie usa la agrupación para lucrar en forma personal.
Bajo estas premisas, “Bienvenidos a manada” es un espacio de contención maravilloso activo 24/7, las personas ingresan al chat en estado de pánico y angustia, y a los pocos días, sienten el alivio de saberse comprendidos y escuchados. Comparan y comparten experiencias.
También empezamos a darnos cuenta de que teníamos la posibilidad de hacer algo más, y se nos ocurrió buscar aliados, psicólogos y psiquiatras que dieran charlas vía zoom ad honorem. Y tenemos amigas y amigos trans y destrans que nos dan testimonios y consejos para poder entender mejor lo que les puede estar pasando a nuestros hijos. Gracias a Dios y a toda esta gente tenemos muchos casos de niñas que revirtieron el proceso y se “amigaron” con su género primigenio.
La Ley 26.743 de identidad de género contempla la vía sumarísima para que menores de 18 años accedan a tratamientos radicales y definitivos, a sola firma del menor y sin consentimiento de los padres, apenas con representación de un letrado. ¿Qué fundamento jurídico esgrime el Estado para anular palmariamente la patria potestad y propiciar medidas extremas en chicos que aún no han terminado de desarrollarse psíquica ni físicamente?
En 2006 se modificó el Código Civil y Comercial, seis años antes de la aprobación de la ley de identidad de género. Tal modificación consistió en derogar “la patria potestad”, para reemplazarla con la figura de “responsabilidad parental”. De ahí en más, los padres ya no tienen autoridad sobre sus hijos frente al Estado.
Según se refiere, el espíritu de la norma fue el de evitar abusos intrafamiliares a menores, pero es acá donde nos preguntamos: si es así, ¿por qué Lucio Dupuy no está jugando en una plaza con sus amiguitos? Pero de inmediato aparece el segundo interrogante, ¿para qué se modificó la norma?
En otro documento del Ministerio de Salud aparece la figura de “adolescentes mayores” para definir el rango etario de los menores que va desde los 16 a los 18 años. Esto, que pareciera una expresión inofensiva, no lo es desde el momento en que se pretende instalar la idea de autonomía del menor.
La combinación de estas dos normativas resulta explosiva para los padres, que por un lado son privados de su rol de protección de sus hijos; y por el otro, se les “regala” a esos hijos la libertad total, absoluta e inobjetable de, según la ley, “cuidar de su cuerpo”. Dicho de otro modo: les ponen en la mano un panfleto que reza “mutilate que es gratis”; y refuerzan el concepto: “Si tus padres no te hacen caso, vení vos solo o acompañado de un referente afectivo”. ¿Qué vendría a ser un referente afectivo? Un “amigue” mayor de 18 años, o cualquier persona adulta que pase por allí caminando. El término “referente afectivo” abre la caja de Pandora. Y lo más siniestro de todo es que nuestros “representantes” firmaron y homologaron esta aberración que les recitaron al oído los ideólogos de género. Tal vez creyeran que sus hijos quedarían a salvo de este veneno.
Las autoridades políticas son asesoradas y dirigidas por ideólogos de género, “especialistas” de borroso academicismo y rúbrica más ideológica que biológica, que emergen sigilosamente en estas tierras procedentes de foráneas latitudes.
Pero tanto los tratamientos de hormonización como los bloqueadores de pubertad tienen efectos secundarios adversos; y las ablaciones son irreversibles y afectan de modo gravísimo a la función reproductiva y a la vida sexual. En ese sentido, hay estudios que dan cuenta del aumento de casos de suicidio post transición.
¿Por qué los grupos activistas, los políticos y los medios de comunicación acusan de homofóbico o transfóbico a quien cuestione la ideología de género, cuando no se objeta la íntima y respetable elección sexual del adulto, sino la manipulación emocional y física en niños y adolescentes?
Vamos en contra de la palabra oficial, de la construcción que se viene haciendo desde hace unos quince años. Hay resistencia. Sabemos que la ideología de género es un constructo social. No es biología, no es ciencia, no es naturaleza.
Si hubieran pretendido instalarlo socialmente, por sí solos no hubieran tenido éxito, entonces debieron “abrazarse” a sectores que venían en lucha por sus derechos, y merecidamente, los estaban consiguiendo. El colectivo LGB (lesbianas, gays y bisexuales) desde su nacimiento solo hace referencia a la opción de sexualidad u orientación sexual. Tal vez, engañados, al igual que un sector del feminismo, dejaron que se les acople un abecedario parásito (sin ánimo peyorativo, sino en el sentido literal de la palabra), que literalmente se los comió. Este acople, que se diferencia del colectivo original con sus letras TTQA+ (travestis, transexuales, queer, axesuales, y el + refiere a todo lo que pueda aparecer en un futuro) al que ahora le sumó 2 S (two spirits), aparece a través de compañías que dicen llamarse fundaciones, como Open Society, cuyo fundador es el magnate George Soros, un "filántropo" húngaro de incalculable fortuna forjada en los mercados financieros y dispuesto a arruinar vidas en lugar de alimentarlas. Estas ONGs Inyectan muchísimo dinero en ingeniería social. Pensemos por un minuto cuántos niños comerían a diario si todo lo que se invierte en estas “terapias nefastas” fuera para alimentación.
La homosexualidad no es cuestionable. Sí la liviandad y la poca prudencia con que se aborda la transición. Creemos que estas manifestaciones de los chicos son una pantalla que tapa cuestiones más profundas, que si se trataran de manera responsable y holística, junto a familia, profesionales médicos y educadores, podrían revertirse y sanarse esos dolores emocionales antes de medicar y mutilar cuerpos sanos.
Es que en busca de identidad el adolescente suele cambiar de personalidad tan fácil y rápido como de ropa. También existe el concepto de contagio social, muy bien explicado por el prestigioso psicólogo Solomon Asch en su experimento del ascensor. ¿Es posible que en su afán de diferenciarse y de transgredir el mandato social y familiar, o por el contrario, de adaptarse al grupo, el adolescente refiera una identificación sexual que podría no sostenerse en el futuro?
La disforia de género de inicio rápido es multifactorial, pero además, casi en el 50% de los casos conlleva patologías previas de base como TDHA (trastorno de déficit de atención por hiperactividad), TEA (trastorno del espectro autista), trastornos alimentarios, TLP (trastorno límite de la personalidad), y un largo etcétera. Otro gran porcentaje ha sufrido alguna forma de abuso, muchos tienen una inclinación homosexual que se niegan a aceptar, y la inmensa mayoría denota una dantesca confusión entre sexo, género y orientación sexual y/o romántica. Sólo basta oír las disparatadas etiquetas que se imponen: dos chicas de doce años diciendo que conforman una pareja de varones trans gay arrománticos; otras chicas, todas juntas y en una misma semana declarándose bisexuales (aunque los vínculos sean virtuales). También las oímos decir ser pansexuales, de género fluido, heteroflexibles y otros términos que no existían hace cinco años. Hay toda una jerga que ha aparecido de la noche a la mañana, y que los chicos absorben y copian.
Por la experiencia acumulada en Manada, hoy sabemos más del tema que muchos profesionales de salud. La adolescencia no es algo nuevo, todos la hemos atravesado, con sus conflictos, vaivenes emocionales, cambios físicos repentinos, temores, vergüenzas, desencantos, bullying, etcétera. Pero la globalización ha acarreado el consumo de culturas dispares a nuestra idiosincrasia, y a eso se suma la baja tolerancia a la frustración de nuestros adolescentes, que no saben aburrirse; en cambio, sufren ansiedad generalizada. La maldita pandemia, o mejor dicho, el encierro eterno, fue un gran responsable del estrago. Ha dejado a los chicos casi dos años sin vida social de carne y hueso, conectados 24/7 a dispositivos sin restricción de contenido, y sin control parental.
Otro dato llamativo es que el 90% de las niñas viste ropa oversize, oscura; se cortan el cabello a lo varón, y en general, se cubren la mitad de la cara para las fotos. Sin embargo, en la intimidad del hogar duermen con peluches, eligen ropa de cama de Hello Kity, se maquillan como si fueran sus quince, y llenan el cuarto de stickers de florcitas. Se nos hace evidente que ese discurso que tienen no es natural, es impuesto.
En Argentina, más de la mitad del alumnado de tercer grado no entiende lo que lee, es decir, los chicos no logran comprender lo conceptual de un texto, mucho menos logran realizar simples cálculos matemáticos; y en lugar de atender a esa catástrofe, nuestras autoridades en materia educativa se centran en cuestiones de género. Pareciera antojadizo ese orden de prioridades.
En el grupo de madres hay docentes de todos los niveles. De acuerdo a su aporte, vemos que desde la aprobación de la ley de identidad de género se han realizado miles de jornadas de perfeccionamiento docente con el foco puesto en la ESI (Educación sexual integral), pero no con acento en el cuidado del cuerpo, atendiendo a cuestiones reproductivas, sanitarias, de prevención de enfermedades venéreas, etcétera, sino en la teoría de que la identidad sexual se construye a través de factores ambientales, culturales y sociales, y que lo innato casi no existe.
Entre otras cosas, se les enseña a los chicos que la heterosexualidad es una construcción social, una imposición de la que se deben liberar. Se mensura la transición sexual como algo natural, incluso deseable, argumentando que somos una página en blanco que podemos llenar a nuestro antojo. Se alienta a afirmarse en la autopercepción y desoír el sexo biológico.
La oferta de títulos de posgrado en género y diversidad es cada vez más amplia, y han dejado de ser importantes la matemática, la lengua, la historia y la geografía.
No solo es antojadizo, es alarmante.
Los memes pueden considerarse una reducción, casi una chicana, pero suelen ser asertivos a la hora de evidenciar una realidad que intenta soslayarse.
¿Pero podría ser la ESI un experimento antropológico de control poblacional diseñado en un laboratorio de ingeniería social?
Se está demostrando a nivel mundial que lo que se viene haciendo con los menores es, efectivamente, un experimento.
Tal modificación consistió en derogar “la patria potestad”, para reemplazarla con la figura de “responsabilidad parental”. De ahí en más, los padres ya no tienen autoridad sobre sus hijos frente al Estado.
Acerca de los estragos derivados por la hormonización y las cirugías de reasignación de sexo, hay viejos y fatales ejemplos paradigmáticos como el caso Reimer, pero también millares de experiencias trágicas contemporáneas, ¿por qué entonces la inmensa mayoría de los medios no levanta el tema o lo hace de un modo sesgado y tendencioso?
La mayoría de los medios masivos de comunicación están condicionados por grandes grupos económicos con intereses creados. Cuando un periodista se interesa por difundir la realidad, o como decimos nosotras, el lado B de la historia, rápidamente es silenciado, “apercibido”, o incluso, “sancionado”.
Sin ir más lejos, hace pocos días, en una nota en vivo que hacíamos para un medio muy importante (no decimos cual para no exponer al periodista, ya que el jefe de redacción le “advirtió” que esos temas no podían tratarse en esa editorial) fuimos sacadas del aire. Y no nos extrañó: poco antes, ese mismo medio había realizado una entrevista a un señor que decía ser mujer, a pesar de tener una novia, hijas biológicas y genitales masculinos. Está claro que lo que molesta no es el tema, sino lo que se dice sobre ese tema.
De un tiempo a esta parte, se aprecia una notoria propensión de la industria del entretenimiento y la publicidad a masculinizar a la mujer y feminizar al varón; paralelamente, gobiernos, lobbies, ONGs y medios de comunicación naturalizan y hasta alientan la androginia en niños y jóvenes. Por su parte, el progresismo woke se ha empecinado en sexualizar a chicos de 6 o 7 años, refiriéndose a ellos como “niñes”. Se habla de “infancias trans”, se conciben términos como “afirmación” o “autopercepción” y se inducen “juegos” de exploración entre menores del mismo sexo. Llama la atención la insistencia, el interés desmedido en la hipersexualización de la niñez.
No solo ocurre en Argentina, el fenómeno se extiende por todo el mundo occidental. Hay mucho dinero en juego, y no sólo la política se ha entregado a la agenda woke: universidades, artistas, ONGs, escuelas, colegios, clubes, marcas, etcétera, han sucumbido a esta ideología.
Según el Informe Cass, la justificación de la supresión temprana de la pubertad sigue sin estar clara, y hay pruebas débiles sobre el impacto en la disforia de género y en la salud mental o psicosocial. A su vez, se desconoce el efecto que podría tener sobre el desarrollo cognitivo y psicosexual. ¿Qué es el informe Cass, qué son los bloqueadores de pubertad y qué efectos tienen sobre la salud?
El informe Cass del Reino Unido fue un estudio encargado a la pediatra Hilary Cass, solicitado por el propio gobierno Británico, en un seguimiento entre 2020 al 2024, en conjunto con la Universidad de York, a propósito de las altas tasas de demandas judiciales que hubo contra las clínicas de transición. Los datos publicados y la seriedad científica del estudio tuvieron fuerte repercusión, por lo que se decidió detener de manera inmediata las acciones extremas derivadas de la ideología de género: ya no habrá bloqueadores puberales para niños (salvo que se requieran por otro motivo clínico), y se tratará la disforia de género con psicoterapia y psiquiatría. También se frenaron las cirugías de “reasignación de sexo”. Es de esperar que las sociedades científicas y las ramas endocrinas, pediátricas y ginecológicas se expresen al respecto.
Un bloqueador de pubertad, cuyo nombre genérico es Triptolerina, es una droga que pone en pausa el desarrollo sexual del niño. Por ejemplo, en las niñas, impide el desarrollo de caracteres sexuales femeninos típicos, como el crecimiento de las mamas. En los varones, impide el engrosamiento de la voz, el crecimiento del vello, etcétera. Pero hoy sabemos de efectos adversos mucho más nocivos, permanentes y definitivos.
¿Por qué la ideología de género ha permeado tanto en la tv, convirtiéndola en un aparato de propaganda que censura, estigmatiza, insulta y burla a todo aquel que descrea de tal doctrina?
En Argentina, por la conformación de los multimedios y la concentración de poder en el manejo de la información, es difícil pensar en pluralidad de voces. Por eso se imponen las ideologías dominantes, y su discurso se toma como natural, único y definitivo, sin posibilidad de subvertirlo.
Los medios de comunicación, inmersos en una lógica de mercado, no son más que empresas que venden productos pensados para todo tipo de públicos (géneros, edad, clase social). Nadie queda afuera, todos “los deseos” deben ser satisfechos.
Si hacemos un recorrido por las programaciones veremos que gran parte de los programas televisivos están vacíos de contenido, no aportan nada significante ni de valor, nada que ayude —por ejemplo— a ser sujetos críticos respecto de las cuestiones de género. Sólo se impone un discurso hegemónico. Y luego están las tandas publicitarias: si allí solo viéramos propagandas de valijas o zapatos, sería una cosa, pero cualquiera puede notar que el 90% de las publicidades son de compañías químicas, laboratorios, farmacéuticas y productos derivados, o sea, los mismos laboratorios y bioquímicas que producen las hormonas y todo lo que gira en torno a las cirugías de reasignación de sexo. Todo es, en definitiva, un gran negocio.
Es necesario generar una matriz de pensamiento crítico, capaz de construir un nuevo conocimiento social.
Y esta pujante industria privada de bloqueadores de pubertad, cirugías de reasignación de sexo, químicos, análisis, estudios, complementos de todo tipo, ¿tiene algún tipo de regulación?
No sabemos de un ente regulador, como tampoco de un control de las prácticas de los centros de atención pública ni privada en nuestro país. No hay estadísticas de cantidad de casos tratados (no solo de niños y adolescentes, tampoco adultos) ni tampoco se sabe de la evolución de los casos. Sabemos y está demostrado científicamente que estas prácticas tienen graves riesgos a mediano y largo plazo. No hay estadísticas ni información registrada para poder evaluar si realmente hubo mejoras en el bienestar de los chicos/adolescentes tratados. Entendemos que se trata de un experimento social. En otras partes del mundo ya comienzan a advertir y solicitar que se detengan dichas prácticas. Insistimos en la necesidad de atención psicológica exploratoria y prudencia para impedir daños irreversibles.
Ciertas voces dan cuenta de que allí donde penetra el feminismo radical un altísimo porcentaje de las adolescentes dice sentirse atraída por otras mujeres, manifestando DGIR a escala endémica. Siendo así, ¿podría inferirse que no se trata de una predisposición natural de estas chicas, sino de una conducta estimulada por adoctrinamiento o alguna clase de manipulación propia de una secta que demoniza la heterosexualidad e incita a la misandria?
Consideramos que la DGIR tiene un alto componente de contagio social, hay contaminación del tema en las redes sociales, donde se fomentan cierto tipo de lecturas. Algo revela con claridad el tema del contagio social: el crecimiento exponencial del 0.002% al 5% de chicas que “se autoperciben” varones. Manada realizó una encuesta entre los cientos de familias que la componen, y la estadística de esa evaluación arrojó que la DGIR se da el 91,9% en mujeres biológicas y el 8,1 % en varones.
Manada busca la reforma de la ley de identidad de género, ¿cuáles son los principales puntos que propone rever?
Desde MANADA exigimos “salvaguarda legal” para niños y adolescentes. Para eso solicitamos que se modifique Ley 26.743. Se propone lo siguiente:
Restaurar la potestad parental de forma completa hasta los 18 años de los hijos en todos y cada uno de los aspectos del cuidado de la salud, ya sea física, psíquica o emocional.
Promover y procurar tratamientos y/o terapias de salud mental ante casos de DGIR, a pedido de los menores y/o tutores responsables (padres o familiares a cargo).
No avalar ni contribuir a la confusión de los menores producto de su inmadurez con políticas afirmativas de cambio de género, con la llamada transición social, ni en establecimientos educativos ni en ningún otro ámbito público o privado. Quienes lo hicieran, deberán ser pasibles de acciones judiciales por parte de los responsables del menor ante agravamiento de su condición emocional (una vez confirmado el hecho por la ciencia médica).
Restaurar la libertad de ética profesional en el sector de salud mental, para que los profesionales puedan trabajar de forma adecuada en las terapias exploratorias de cada paciente, para los correctos tratamientos en las patologías de base (común denominador entre los niños y adolescentes autopercibidos trans), como el TDHA, TLP, autismo, anorexia, bulimia, etcétera.
Crear una comisión de investigación y estadística sobre los casos ya existentes (es vergonzoso que en nuestro país no exista y tengamos que recurrir a fuentes foráneas) la misma debe ser interdisciplinaria y ABSOLUTAMENTE OBJETIVA.
Crear espacios para las familias que atraviesan esta problemática sin que se las obligue a hacer “el duelo” y elegir entre “una hija muerta o un hijo trans”.
Limitar el uso de telefonía e internet en los establecimientos educativos, públicos y privados, exclusivamente a fines educativos y bajo la supervisión y responsabilidad absoluta del adulto a cargo dentro del aula. Ya que va en detrimento de la calidad educativa (por demás paupérrima), brinda acceso irrestricto a material no acorde a los menores, genera estados de ansiedad y angustia, suprime la capacidad de análisis, limita el pensamiento crítico, etcétera.
¿Qué deben hacer los padres de un niño o adolescente que plantea dudas acerca de su sexualidad, a dónde pueden acudir? ¿Existe algún organismo especializado y con criterios objetivos en condiciones de brindar contención y asistencia de calidad?
Lamentablemente, los organismos oficiales reafirman el sentir de los chicos, alentando a las familias a realizar el famoso duelo y a acompañar las decisiones que vayan tomando los menores; de hecho, tenemos casos en los que ante la primera consulta de los padres con el profesional, y sin haber visto a la niña, la declaran trans y mandan a los padres a seguir el protocolo. Si un padre se atreviera a objetar algo, puede llegar a perder la custodia de su hijo, para comenzar luego un traumático paseo por tribunales de familia, además de tener que soportar el acoso de la asistencia social.
¿Cómo contactarse con Manada?
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AGRADECIMIENTOS:
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