CACCIAPUOTI
- Mona Artale

- hace 3 días
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Actualizado: hace 1 día
Crónica de un doble renacer
Entrevista a un emprendedor argentino.
Por Mona Artale
Jonathan Atilio Cacciapuoti es un inventor nato, un emprendedor inquieto, un hacedor de sueños. Entre sus creaciones destaca el concepto del Pancho Doble y el desarrollo concreto del pan de súper pancho con doble canaleta. Su proyecto fue premiado en el concurso BA Joven del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Recientemente publicó de forma independiente el libro Pancho Doble: crónica de un doble renacer, donde relata con profunda sinceridad, ternura y crudeza la historia de su proyecto: desde la chispa inicial —la idea de un pancho con dos salchichas— hasta este presente en el que dirige su propia panificadora.
Al leer su historia se percibe que —como otros verdaderos creadores— Jonathan posee el don de transformar lo ordinario en extraordinario, y de revelar la magia oculta en las cosas simples. Es como si mirara el mundo a través de un filtro que capta lo que está un poco más allá de lo común, con una sensibilidad afinada para registrar señales sutiles.
Pero más allá de esa mirada etérea, lo que más resalta es su firmeza para afrontar las caídas, y la templanza con la que continúa su camino tras superar baches emocionales —en su caso, profundos—, que terminaron por confirmar su rumbo y fortalecer su ímpetu. Por eso quise entrevistarlo para Pastillas para la cabeza:
Te imaginaste un pancho doble, y lo creaste. ¿Cómo y por qué dijiste: "voy a escribir un libro que cuente el proceso de creación"?
Fue cuando empecé a darme cuenta de que el camino era engorroso, que debía tener bastante fortaleza para desarrollarlo, entonces pensé que si me pasaba a mí, le debería estar pasando a un millón de personas más. Y se me ocurrió la idea de escribir un libro contando el proceso, para poder encender a otros emprendedores.
Seguramente hay gente que tiene buenas ideas que por equis motivo no puede llevar adelante, entonces me dije, che, ¿por qué no escribo un libro no sólo para contar mi experiencia sino también para compartirle al mundo mis reflexiones acerca de todo esto? Capaz que a alguien le sirve. Siento que es darle al lector un respaldo, como decirle, mirá, a mí me pasó esto, te puede pasar esto otro, cosas buenas, cosas malas... No es algo lineal llevar adelante una idea, materializarla…

En el juego de palabras del título hay algo transcendental. ¿Cuál fue tu doble renacer?
El juego de palabras hace referencia a dos etapas mías de crisis total, de tener una estructura armada y que esa estructura se te derrumbe encima y te aplaste, te deje sin tener a dónde ir, sin un norte. Mejor dicho, mi norte se convirtió en esa luz que me iluminó el camino para que yo no quedara ahí tirado, y justamente fue eso, hacer el pancho doble.
Eso contrastaba con mis ideas depresivas, con mi percepción de que todo era una mierda. El pancho doble se convirtió en mi faro, y gracias al desafío de llevarlo a cabo no bajé los brazos y seguí adelante en el peor momento, por eso lo del doble renacer, una etapa en que se me desmoronó una forma de vida que yo creía que estaba bien... en pocos días no tenía de donde agarrarme, el vértigo era total, y el pancho doble me mantuvo en pie, flotando por sobre las ruinas. Digamos que me permitió pasar una de las peores crisis de mi vida, que seguro que todo el mundo tiene en algún momento. Algunos se aferran a la religión, otros al arte, algunos caen en las drogas… a mí me ayudó desarrollar el pancho doble.
Me aferré tanto al proyecto que tenía que concretarlo sí o sí, por más ideas suicidas que tuviera. Estaba pasando por cosas bastante oscuras, pero yo sentía, che, loco, no me quiero morir, quiero vivir, y quiero hacer esto. Quiero hacer un pancho doble. Esa fue la forma de sostenerme en todo ese camino. Ese fue el doble renacer.
Hablemos de la creación, del origen. ¿Por qué concretamente un pancho doble?
Surgió como una casualidad. Sentí algo muy especial cuando aquella mañana el vendedor de panchos no me dio ni bola para poner dos salchichas en un pan... Yo venía buscando ideas, si hubiera surgido otro invento, lo hubiera llevado adelante también. Pero en ese momento fue el pancho doble. Al hacer todas las búsquedas internacionales y ver que la forma del pan no existía, me dio impulso para decir, bueno, este es el producto, esto no existe. La idea de crear algo que no existe me saca el sueño de manera positiva, me da energía, tanto el pancho doble, como otros inventos que tengo.

En el libro afirmás que para materializar una idea el primer paso es escribirla, sacarla de la mente y ponerla en papel. ¿Escribiste concretamente las palabras “pancho doble”? ¿Qué paso después de hacerlo?
Creo que el poder que tiene escribir algo que tenemos en la mente es el primer paso para materializarlo. Ponele, quiero hacer tal o cual cosa, bueno, el primer paso para empezar a concretarlo es anotarlo, escribirlo, desarrollar la idea por escrito es una forma de canalización de lo que se quiere llevar adelante.
Creo que es muy necesario escribirlo, ya sea un invento, o la resolución de un problema, o qué querés para tu vida. Hace que esté siempre presente, que se cristalice ahí delante tuyo, que trabaje en todos los cuerpos. Pienso que no queda solamente en la mente, trasvasa la parte física, al escribirlo, sale del mundo imaginario y se plasma en el mundo real.
Yo tengo una pizarra donde anoto las ideas que quiero materializar, ya sean metas, inventos, y es una manera de tenerla siempre presente, todo se va creando desde ahí. Obviamente que después hay que moverse físicamente para buscar cosas, investigar, pero creo que todo viene a partir de la mente, unos de los poderes más fuertes que tiene el ser humano.
Y luego de escribir “pancho doble”, fue como okey, qué tengo que hacer, o sea, quiero crear un pancho doble, qué tengo que hacer para conseguirlo… Ahí empezó a salir una catarata de cosas, onda, bueno, tengo que empezar a conocer el rubro panadería, metalúrgica, el rubro de patentes, etcétera. Y todo eso se fue concretando a partir de haber anotado la idea. Ese es el poder de escribir.

En general, desde que nacemos y a medida que vamos creciendo, aprendemos a andar como rebaño, a aceptar lo dado; a vos eso no parece limitarte, ¿es así?
No por querer perecer un revolucionario o un rebelde sin causa, pero hay cosas que es necesario decirlas, o hacerlas. Son un montón de cosas, un abanico… Generar inventos, componer canciones, escribir libros, son algunas de esas cosas que uno hace, o que al menos yo hago para aportar mi grano de arena al resto y a mí mismo. Si me quedara en el molde, no sé si me sentiría cómodo, por algún lado se me zafaría, se me saldrían las cosas de lugar. Hacerlo de una manera controlada me da cierto orden mental.
También creo que muchas veces incomoda decir la verdad, a los demás y a uno mismo, y no porque yo crea tener la verdad, sino por una cuestión más que nada de coherencia. Trato siempre de ser coherente, con lo que pienso, lo que hago y lo que siento. No digo andar diciendo todo constantemente, sino que en ciertas situaciones es necesario. Hay que aprender a hablar, y también hay que aprender a callar. Lo que más aprendí en el último tiempo es a callar. Y fue un gran aprendizaje. Porque aún teniendo razón, hay cosas que es mejor callar.
Antes solía decir las cosas de una manera no muy buena, y los resultados eran negativos. Prefería tener razón a solucionar las cuestiones. Y me amargaba y envenenaba con mi razón. No me servía para nada, no generaba nada constructivo. Se generaba algo destructivo aunque tuviera razón en el argumento. Creo que es necesario buscar los medios para transmitir el mensaje de la mejor manera.
¿Cómo hacés para eludir las interferencias del Ministerio de las Frases Hechas que relatás en el libro?
Uf, este es un tema que me mueve mucho. Siento que cuando te dicen “esto no se puede” o “ya todo está inventado” en realidad la persona no está hablando del hecho en sí, sino que está hablando de su experiencia con la vida. Yo interpreto que el Ministerio de Frases Hechas está fabricado a partir de cortar el crecimiento de una persona, de extraerle toda su energía.
Tenemos que empezar a vivir con un poco más de intuición para saber leer qué clase de energía sale de cada frase en cada momento de la vida de cada persona. Cuando uno empieza a entender que la otra persona no estaba hablando de vos, sino que está hablando de sí misma, el juego cambia.
Por eso siento una gran tranquilidad cuando tengo la suficiente claridad mental y puedo decir, por ejemplo, voy a sacar un invento nuevo, y será una invento muy simple, y que sea tan simple va a generar cierta incomodidad, porque alguno se va a decir “che, entonces no estaba todo inventado”. No me detengo a escuchar a ese tipo de personas, hablan de sí mismas, no del hecho en sí. Eso lo tengo muy marcado, si no me sirve escuchar, no escucho.
En libro describís que el proyecto no fue lineal, que hubo retrocesos que te hicieron dejarlo y dedicarte a otras cosas. Sin esos escollos, ¿hubiera logrado el mismo resultado?
No, siento que todo fue perfecto. Que sin esas experiencias hubiera sido otro el resultado. Si me hubiese enfocado en el pancho doble, tal vez lo hubiese tenido antes de tiempo, pero me hubiera perdido toda la experiencia vivida con otro tipo de cosas. Siento que aprendí mucho más de mis errores, de mis desvíos, eso lo tengo muy claro.
Muchas veces es muy amargo aprender de los errores, porque siempre queremos que salga todo bien y rápido, pero en realidad se aprende más en cada desvío, en cada retraso. Y después, se vuelve al proyecto con un punto de vista y una experiencia que antes del escollo no se tenía. Así lo siento.
En ese sentido, el escritor Andrés Oppenheimer en su libro ¡Crear o Morir! sostiene que en Silicon Valley el fracaso es una experiencia de trabajo, una parte inherente a la construcción de algo exitoso.
Bueno, claro, en mi caso, de mil tiros, habré acertado tres. Pero sé que en esos mil tiros aprendí mucho más. O sea, sería fabuloso no errarle nunca, pero la vida...
Una vez leí que la materia prima de la vida son los problemas, y yo creo que hay una gran verdad en eso. Porque en la escuela te enseñan que equivocarse está mal, eso es lo que nos enseña la cultura en que vivimos, que hay que hacerse millonario en diez días, evitando toda frustración, pero en realidad, sea lo que sea que quieras hacer, lo primero es trabajar en la frustración, en el hecho de equivocarte y no darte con un palo en la cabeza.
Creo que si tuviéramos un poco más de templanza y fuéramos más pacientes con las equivocaciones propias, el mundo funcionaría mejor. Agradezco cuando me equivoco, puedo observarme desde el costado y ver qué hice mal y corregirlo. Creo que es una virtud del ser humano aprender a hacer eso, debería enseñarse en la escuela. Ya sea con un proyecto, con una relación, un noviazgo, una amistad... Si saliera todo perfecto no habría aprendizaje.
Ahora mismo estoy pensando que es por miedo a la frustración que no se hacen las cosas, y creo que no hay peor cosa que el “pudo haber sido”; “sabés lo que hubiese pasado si…”. Pero no lo sabremos porque le temíamos al fracaso y no hicimos nada. Un ejercicio diario debería ser equivocarse para aprender. Habría más paz interna en los seres humanos.
¿Qué valor tienen la perseverancia y la disciplina en esto de volver al camino, de no rendirse?
La perseverancia y la disciplina son la base de las creaciones, pero es algo que yo tengo que ejercitar mucho, no es que se me dé fácilmente. A veces tiendo a ver el vaso medio vacío, pero haber hecho que exista algo donde antes no había nada... no sé... poner una fábrica y darle trabajo a un montón de personas, y que esas personas puedan alimentar a sus familias... es groso.
Muchas veces siento que fallo en la perseverancia y la disciplina, pero cuando es así, miro la naturaleza, al árbol que a pesar del viento, de la helada, de la sequía, sigue creciendo. Me apoyo mucho en esa imagen de la naturaleza. Con la música me pasa: no toco igual que hace diez años, toco mejor, y eso es porque seguí, mal, a los golpes, pero seguí. Mejoré, crecí, maduré. Y particularmente, prefiero cerca a una persona con perseverancia y disciplina que a un iluminado pero sin esas virtudes.
En uno de esos parates del proyecto del pancho doble, para ganarte la vida saliste con tu guitarra a tocar al subte. ¿Qué enseñanza te dejó esa exposición? ¿Te reveló algo sobre la naturaleza y conducta humana?
Sí, por supuesto, fue una experiencia en que desarrollé mucho la percepción de la energía de las personas. Me daba cuenta cuando un tema era bueno o malo cuando captaba o no la atención. Aprendí a leer esa energía, y con esa herramienta, aprendí a vender mejor un producto, en este caso, mi propia música. Se aprende mucho de energía en la calle.
También me dio humildad, porque en la calle de cocorito no durás. Y además, no creo que ninguna experiencia, por insignificante que parezca, sea al pedo: aprendés de todo. Por ejemplo, estuve cinco años en pareja, hasta que el proyecto común se desarmó. A primera vista podría parecer que no quedó nada, pero yo pienso al revés, creo que me dejó mucho, muchísimo aprendizaje. Pero bueno, cada uno hace lo que puede con lo que tiene.
La calle también me ayudó a valorar que tengo un hogar donde volver, un techo, una familia, un plato de comida caliente. En la calle se ve mucha gente perdida, capaz, si no la hubiera caminado, no habría llegado a valorar todo lo que tengo.

Más tarde capitalizaste esa experiencia para exponer tu proyecto ante una multitud, y recibiste un premio. ¿Qué representó para el proyecto del pancho doble?
Ganar ese premio fue el puntapié inicial para algo más concreto que impulsó el proyecto. Había ganado algo de plata, y me dio otro tipo de fortaleza, más seguridad sobre mi persona. Como que me invadió una especie inercia positiva y empecé a sentirme muy afortunado. Ese cambio de percepción marcó un antes y un después en el desarrollo del proyecto.

Un socio ocasional te estafó a vos, a tus proveedores y clientes. ¿En qué te enfocaste para superarlo y qué sentimientos te provocó?
Bueno, es raro, pero este hecho ocurrió como intuía que iba a ocurrir. Pero yo no me quería escuchar, porque quería empezar a vender el pancho doble como fuera, y eso hizo que me asociara con la persona equivocada. A veces, apurar las cosas no sirve de nada. Creo que trabajé con los peores sentimientos que uno puede tener: venganza, odio, enojo... No sé, para calmar las aguas, traté de enfocarme en que yo había hecho las cosas bien, por derecha...
Obviamente, tuve una etapa de profundo dolor, porque veía que mi sueño se iba desvaneciendo, fue un golpe fuerte. Pero bueno, me quedó la conciencia limpia, aunque tuve que volver a empezar de cero.

¿Creés que la reputación es uno de los activos más importantes de una marca? ¿Qué otros aspectos creés valiosos para un emprendimiento?
Yo prefiero conformar un equipo de buenas personas a tener una supuesta buena reputación y que el emprendimiento esté lleno de serpientes. La gente es lo más valioso a la hora de crear un equipo, una empresa, aunque cada uno piense diferente. Siempre hay que ir con la verdad, ese es el activo más valioso de una marca. Después, la reputación viene sola, creo que los cimientos se levantan con las personas.
Oppenheimer también reflexiona sobre la innovación, y afirma que es más un proceso colaborativo que un acto de genialidad individual. ¿Qué papel tiene la colaboración en el proceso de creación?
La colaboración es prioritaria para la creación de un invento. A mí, si no me hubiesen ayudado en distintos tipos de rubros, como ser la panadería, la metalúrgica, la organización, la parte contable, lo mío no existiría. Creo que es fundamental, y te enseña a escuchar con oídos agudos. Porque en realidad vos necesitás llegar a un objetivo equis, pero sin conocer un montón de cosas, entonces, el asesorarme con distintas personas fue crucial, por eso trato de nombrarlas en el libro, fueron muy importantes para mí.
Yéndome un poquito más a una cuestión humana, siento que tanto en mi proyecto como en cualquier otro, ese es el futuro de la sociedad. La sociedad en sí tiene que entrar en esa modalidad. Creo que la colaboración en sí hace al ser humano desarrollarse más. No creo en un mundo individualista, ni creo que un proyecto salga adelante sólo por un individuo.

Cuando en estos tiempos se habla de éxito, en general pensamos en resultados, en si el producto llega a mucha gente o si genera mucho dinero. Para vos, ¿es eso el éxito? O en todo caso, ¿es sólo eso?
La masividad, la venta a gran escala, es estadística... podríamos considerarlo una parte del éxito. Pero no lo es todo. La Coca es un producto masivo, y sin embargo te hace mierda. Si hay dinero, bienvenido, pero no es lo más importante. Creo que el éxito que tuvo el pancho doble vino del logro de hacer realidad algo que no existía y que de algún modo se necesitaba.
Si espiáramos hoy tu cuaderno de notas, ¿qué encontraríamos? ¿Cuál sería el próximo invento? ¿Se puede decir?
Bueno, si te diera mi cuaderno de notas encontrarías un montón canciones y poesías, incluso un montón de inventos. El último tiene que ver con la nueva forma de exprimir un limón. Un utensilio que sirve para romper el limón por dentro generando así el jugo. Luego de perforar y romper la pulpa del cítrico, se aprieta para que salga el jugo por el agujerito de la perforación. Así de simple.
Tiene beneficios por sobre los exprimidores convencionales: no vas a ensuciar nada, las semillas quedan adentro del limón, al tener un agujerito pequeño no se te va a secar en la heladera, va durar más, y lo más importante, es divertido. Es un invento innovador pero simple, me gustan mucho las ideas cuando son simples pero innovadoras.
También estoy escribiendo un libro de ciencia ficción, sobre cómo el planeta tierra se queda sin electricidad. No es apocalíptico, sino más bien esperanzador. Siento que la electricidad es el gran negocio mundial, que hace funcionar a todas las máquinas contaminantes, y cuento en el libro cómo el mundo empieza a verse bien de vuelta... Bueno, sí, es medio flashero... Me gusta cuando puedo encontrar ese eje que me atrapa, me mantiene vivo, encontrar esa pasión, por un invento, una historia de ficción, escribir una canción... y dejarlo todo...
¿Dónde podemos conseguir tu libro Pancho Doble - Crónica de un doble renacer?
El libro lo vendo yo personalmente a través de mi Instagram @caccia_jonathan. O de mi face https://www.facebook.com/jonathan.cacciapuoti. Hago envíos a todo el país.
¿Dónde podemos comer un buen superpancho con pan con doble canaleta?
Estamos en zonas oeste, norte y sur, y también en CABA. Pero hay negocios de cualquier tipo de pancho doble, los convencionales con mayonesa y kétchup, o los que sirven con salsas de queso, o salsas mejor armadas... Pero bueno, nosotros también vendemos los combos, que vienen con salchichas, aderezos, papas pay. Pueden entrar a las redes sociales de Choolf, https://www.instagram.com/choolf_panchodoble/ o googlean pancho doble, y ahí sale todo.
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